Lo ví pasar a Telmo Presser como tantas veces en su bici rutera, iba rumbo al norte y gatillé dos veces para capturar su imagen solitaria por la Nº 6. Luego lo alcancé, yo en moto, y conversamos para otra foto.
Nunca le pregunté si participó en competencias pero le dije que admiro su voluntad de no aflojarle al esfuerzo deportivo que no pregunta quienes salen, ni cuánto sopla el viento. Es un hombre joven por su espíritu vital que no se amilana con los años. Comenzó a pedalear pasados los treinta por lo que según su edad, lleva más de cuatro décadas sin abandonar la pasión de rutear a través de la vida. No lo enarbolo como ejemplo aunque sería justo y necesario que tantos pibes y adultos que solo saben rascarse el ombligo, imiten su energía, por que el señor además labura, y no precisamente en una oficina. Yo te celebro, amigo.